FLOR DELIA PULIDO CASTELLANOS
PROFESORA DE LITERATURA
UNIVERSIDAD DE PAMPLOANA
COMENTARIO A LAS DOS ULTIMAS OBRAS DE LUIS SAUL VARGAS DELGADO
La literatura en la vida de LUIS SAÚL VARGAS DELGADO, se constituye en el centro de su quehacer cotidiano, allende los años de retiro de las aulas universitarias. De esto dan respuesta las obras que ha escrito y editado en sus años de descanso de las tareas docentes.
Cada cierto tiempo el narrador y ensayista de Norte de Santander y Boyacá; porque son dos los departamentos donde nació, creció y ha desarrollado sus letras que trascienden a otros territorios nacionales y binacionales; nos regala otras obras.
Ahora son dos textos más: Un ensayo interesante, enjundioso y completo denominado: "Enfoque Literario Narrativo en la obra de Gilberto Abril Rojas", un brillante escritor tunjano que se caracteriza por su versatilidad temática y gran propiedad lingüístico-literaria. Es llamativa la obra del Doctor Abril Rojas quien también se ha desempeñado en el ámbito intelectual: narrativo, poético, ensayístico, histórico y filosófico y quien ha proporcionado a muchas personas sus saberes como: conferencista, catedrático y escritor. Luis Saúl, además de ser su amigo, entra a analizar algunas de sus obras para darnos su visión particular y motivarnos al conocimiento de su coterráneo.
La otra obra de Luis Saúl, es una novela: "La fuerza del amor", de lectura continua obligada porque su estructura continua, sin capítulos mantiene el interés del lector implícito por conocer qué sucede entre los actantes protagonistas: Ceferino y Asunción.
Con un narrador omnisciente y autodiegético y homodiegético a la vez, al sujeto principal de la narración nos adentra en su entorno rural y urbano y sobre todo en su mundo interior.
A través de la intriospección y al tenor de un sueño, Ceferino en una noche relata su vida; infancia, adolescencia, amores, matrimonio, trabajos, valores y otros roles no menos importantes. Su existencia sostenida por acendrados valores: bondad, ecuanimidad, trabajo, honradez, lealtad a toda prueba, justicia y responsabilidad; este hijo de doña Ligia y don Eloy, es paradigma del hombre que resiste por amor los celos creados por su mujer manteniendo incólume su hogar de cinco innominados hijos.
En un espacio onírico, Luis Saúl vierte en lenguaje castizo: por un lado la descripción de la belleza natural ; y por el otro, el camino de las evocaciones, de la yoidad, de la otredad. Así van surgiendo enseñananzas y reflexiones trascendentales que conforman el espectro pedagógico-didáctico de la novela: aspecto cresmológico que deja en la mente y en el sentimiento del lector(a) cuál debe ser la base de una existencia tranquila y feliz en el matrimonio; qué antivalores deben evitarse y cómo las personas no deben vivir de ilusiones amorosas como le sucedió a otra dama importante de la novela que los lectores conocerán a través de su lectura. Cada persona escoge una opción de vida y a través de ella debe procurarse felicidad.
En términos generales, este es un breve esbozo de la novela enunciada , una ideas para seguir conociendo el mundo novelesco del escritor Luis Saúl Vargas Delgado sin dejar de lado el ensayo en unciado al principio.
Congratulaciones para Luis Saúl, quien día a día entreteje sus temas y sentimientos al calor de la existencia humana.
Mag.FLOR DELIA PULIDO CASTELLANOS
MARÍA ANGUSTIAS O LA SAZÓN DE LA DESAZÓN
Por: Francisco Helí Ramírez Fonseca.
ACADEMIA BOYACENSE DE LA LENGUA
Luis Saúl Vargas Delgado nos regala en su novela “Ilusiones de María Angustias “ una pieza de costumbrismo sacralizada por medio de un personaje femenino que nos cuenta su historia en un pueblito del norte boyacense, en estilo típico del lenguaje bucólico provinciano transgredido medidamente por sus incursiones frecuentes en lenguaje medio en la ética social cristiana.
En este sentido la transgresión de las barreras del sencillo lenguaje de provincia no desafían los límites del propio círculo ideológico del contexto geográfico e histórico del relato.
Aunque esta mujer es una heroína, nunca se emplea un lenguaje sublime para darle majestuosidad.
Es un relato con buena técnica narrativa, claro y ameno, que causa simpatía por lo singular y tierno del entorno, y unos personajes que poco a poco van quedando colgados en los cuadros de las fotografías familiares en blanco y negro, retocados con colores delicados. Unos paisajes soñados que nunca volverán y el modernismo que va destruyendo la naturaleza por donde cruza.
El autor oriundo de Tipacoque,profesor destacado de humanidades en colegios y universidades, paisano y discípulo de Eduardo Caballero Calderón ha introducido un personaje femenino, y escribir sobre mujeres sí que es difícil para un hombre. Es un acto de valor, una completa osadía. Llama la atención el que dicho personaje narre toda su historia hasta el momento en que la cuenta, sin que exista la mínima referencia a su sensibilidad femenina, a sus deseos, es como si su cuerpo flotara insensible en medio del conflicto campo-ciudad.El sexo es un tabú. No es para menos, pues hasta el propio Eduardo Caballero Calderón contó su propia historia hasta los catorce años, pero ahí paró, porque según él mismo, vinieron hechosincontables de su vida juvenil, que dejaron trunca la narración. María Angustias es una muchacha primorosa e inteligente que va a la escuela, en un ambiente familiar de mucho recogimiento y apego a valores cristianos. La imagen de “La perfecta Casada” de Fray Luis de León, con sus atributos de trabajo y hacienda para ser buena esposa, se halla arraigada en la Colombia rural de la segunda mitad del siglo XX. La niña modelo de la vereda es enviada a Bogotá a casa de una tía para educarse, pero es convertida en la muchacha de los mandados, y obligada a negar su parentesco ya que el esposo de la tía es un encopetado y marrullero político. Esta referencia a detalles de la vida de un succionador del aparato burocrático del estado, está también presente en las obras de Caballero Calderón, quien los conoció muy de cerca, en los finos manteles de la oligarquía bogotana. En la obra de Caballero Calderón se exponen valiosos elementos de la sociedad rural boyacense, vistos con la lupa del gran hacendado rentista, que desde su holgazana silla medita sobre la vida, sufrimientos e ignorancia de los peones a su servicio, y los convierte sabiamente en personajes de sus relatos.
María Angustias observa la vida de estas mismas gentes, negados a la tecnología, bebedores, gastadores de todo lo que ganan, que no es lo justo, y permanentemente endeudados con la Caja Agraria.
Vargas Delgado coloca a María Angustias en el filo de la navaja. Ella escoge el mundo rural, queda desencantada de las cosas que ve en la ciudad, igual que los personajes de Eduardo Caballero Calderón. Es el contenido autobiográfico de los autores.Su regresoes pronto, pero sus días en la capital están llenos de imágenes picantes que son agudas críticas a la vida fría, lujo y artificiosque la hipócrita pequeña burguesía bogotana emplea para competir a muerte por el ascenso social, aún a costa de creerse sus propias mentiras.
Afirma entonces como oposición a ese degradante modernismo, los valores hogareños de la resignación y la honradez, apartada de la envidia, el rencor y la venganza.
En la capital aprende de costura y de pegar botones, lo que la forma en un oficio con el cual se defendería durante muchos años. Al final, estudió para maestra. En la historia colombiana justo encontramos que estas son las dos profesiones toleradas para las mujeres, ya que cualquier otra labor era considerada indelicada para la condición femenina. María Angustias es así un ícono de la condición económica y social de la mujer, en un largo período de la historia.
Porque se casa con Timoleón, joven apuesto de la misma vereda, quien se gradúa como maestro, consigue trabajo, y ahí vienen las verdaderas Angustias de María. Su marido sufre una transformación cultural completa, inicia una vida pendenciera, es el fafarachas y de aventuras donjuanescas que lo llevaron a varios matrimonios y el abandono definitivo del hogar de María Angustias,quien saca adelante a sus hijos al pulso de los hilos y las agujas. Es una de esas madres heroínas, a quienes en la parte final de sus días, como en este caso, el destino les da su recompensa representada en el afecto, respeto y adoración de sus hijos y nietos.
Pero María Angustias carga el dolor de su fracasado matrimonio, la formación que recibió fue hecha para todo, menos para que un abandono se pudiera presentar. Y es que Timoleón es un personaje poco deseable debido a que al humano hecho de separarse, le agregó el inhumano del abandono secular a que sometió a los hijos de María Angustias. Ella, en medio de su desazón, despotrica contra la educación, la vida urbana y se refugia en el trabajo y el misticismo cristiano como tabla de salvación.
A lo largo de la historia se observan los misterios que encierra el mundo rural, descifrados poco a poco, por la mente de una niña inteligente y valiente, que vive siempre entre la realidad y los sueños, entre sus anhelos y frustraciones. Misteriosa es María Angustias cuando habla con seres sobrenaturales, como la Señora del Manto Blanco, a quien le cuenta su desazón, actuando dicha señora como un alma gemela catártica que la escucha y comprende para evitar que caiga en la locura. Misteriosa es su abuela difunta quien le habla a través de los sueños y la orienta por el camino del bien, en medio de los peligros de la vida moderna.
Vargas Delgado no da puntada sin dedal. A cada paso va dando lecciones de moral, y en tal empeño a veces el relato se torna demasiado discursivo, sin evitar reiteraciones. Es la pluma cargada de filosofía, los hechos diarios que conllevan reflexiones éticas.
Para rematar, de María Angustias se informa por la radio que ha fallecido. Pero siendo falsa la noticia, nadie de toda la comarca se quedó sin comentar el otro milagrito, el de la resurrección.
Al final, a uno le queda la sensación de una historia medio amarga, en la cual Vargas Delgado introduce nuevos elementos para la comprensión de la vida social de los pueblos oprimidos del norte boyacense, complemento del ya conocido legado de Caballero Calderón, Soto Aparicio en la novela, porque en el ensayo también hay trabajos destacados.
Vale la pena leer “Ilusiones de María Angustias”, un bocado literario para entender a nuestro pueblo, y reflexionar sobre las causas materiales y culturales que forman al hombre bueno de Boyacá, religioso, conformista y lleno de vida e ilusiones. Así éstas se pierdan por el camino, como le pasó a nuestro personaje, quien no alcanzó a contar la historia de su muerte verdadera.
RAMILLETE DE RECUERDOS A LA OBRA DE LUIS SAÚL VARGAS DELGADO.
POR: NÉSTOR ANTONIO GAMBOA PABÓN
A Luis Saúl, dignísimo maestro,
Que con místico acento costumbrista
Transforma en prosa y arte literario
Sus vivencias, valores y sus sueños
De Bichirgas plasmó la vida plena,
De Eduardo Caballero, obras y versos;
Hay que asomarse a su confín profundo,
Para entender de Polo, aquellos sueños
Que hacen su trajinar, noble y ameno,
Con Chepito, por valles y laderas,
Caminando se quedan mis recuerdos,
Bichirgas mi heredero me ha dejado
De sus herencias un cúmulo de sueños
Un torrente de amor y eterna luz
Vertió en mi alma, la Niña María de Jesús,
Con Zarzalita, divagué dichoso
Por un mundo de leyenda y fantasía;
Luego al pasear el Jardín de los Recuerdos
Pude vivir leyenda y poesía
La vida pueblerina está en mi mano,
Los sueños de las niñas quinceañeras
Cuando leo El Soldado Americano,
Que hace evocar amores y quimeras
Con cuánta dicha, cuánto fervor, cuánta alegría
De los U´was aprendí mitología,
Sus costumbres, su historia y su cultura
En boca de Ramkasú y de los Tegría
Incansable en su andar y en sus escritos
A Saúl lo imagino construyendo,
Del arte literario la estructura
De un nuevo monumento imperecedero
En línea general quiero decirle,
Sus escritos, su pluma, su talento
Son dignos de un Homero, o un Cervantes
Y del más grande de los intelectos.
P r o e m i o
La crítica literaria sobre los grandes escritores, refleja su pensamiento y acción y las vivencias en su mundo circundante. Es la forma de penetrar en las obras; analizarlas en profundidad y con la Hermenéutica literaria, e interpretarlas para llegar al conocimiento del eje central en su pensamiento, o sea su unidad literaria, y las diversidades que se reflejan en cada una de las obras.
El escritor Luis Saúl Vargas Delgado ha realizado un importante estudio sobre “La personalidad literaria en la obra de Eduardo Caballero Calderón” , que en su segunda edición publica la Secretaría de Cultura y Turismo de Boyacá. Es el homenaje al gran humanista y escritor de la hispanoamericanidad y de la raza boyacense, en el centenario de su nacimiento.
Este notable escritor, Luis Saúl Vargas Delgado, natural de Tipacoque (Boyacá), de la misma tierra en donde Caballero Calderón escribió la mayor parte de sus libros en la segunda mitad del siglo XX, es Licenciado en Filología e Idiomas, egresado de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia en Tunja. Su especialización en Literatura Hispanoamericana la hizo en el Instituto Caro y Cuervo. Durante varios años ha sido Profesor de la Universidad de Pamplona y de otras instituciones de educación superior.
En este estudio se hace una visión general de las obras de Eduardo Caballero Calderón y el análisis de cada una de ellas. Este fecundo y profundo escritor ensayista, en algunas de sus obras, trasciende de lo simplemente cotidiano y de la tragedia de la violencia colombiana, elevando en otras obras sus reflexiones de dimensión universal. Se manifiesta su humanismo hispanoamericano, en esta tierra que es crisol de razas, en donde se formó un pueblo nuevo producto de la fusión de varias culturas.
El crítico literario Luis Saúl Vargas Delgado en su estudio sobre Eduardo Caballero Calderón se refiere al ensayista que busca los procesos sociales en la Historia de Colombia y de Hispanoamérica con lazos muy profundos de “hispanidad” con España, la “Madre Patria”. Nos recuerda que este ilustre escritor fue diplomático en España y tuvo muchos lazos con las editoriales y autores españoles.
En los estudios literarios sobre la obra de Caballero Calderón, el escritor Luis Saúl Vargas analiza el paisaje, la región y los problemas profundos de violencia política especialmente en la región del norte de Boyacá, desde la Hacienda de Tipacoque de su propiedad, las cuales reflejó en sus obras. Fue el escritor que más interpretó la mentalidad colectiva del pueblo boyacense y los aspectos más significativos de su identidad, autenticidad y sus relaciones con Colombia y el mundo.
Su obra “El Cristo de espaldas” tuvo éxito sin precedentes en la literatura colombiana en los mediados del siglo XX. Fue la novela de la violencia en Colombia más leída y comentada a nivel nacional e internacional. Sus ensayos sobre Colombia, Latinoamérica y el Mundo; su profundo hispanismo en sus ensayos sobre España y sus regiones. Y la visión de un mundo violento de las Guerras Mundiales, y la violencia partidista que anegó de sangre los campos colombianos, y que el escritor desde Tipacoque reflejó en sus obras sobre los pueblos y las gentes del Norte de Boyacá.
El escritor Eduardo Caballero Calderón fundó el Municipio de Tipacoque, alrededor de su Hacienda y fue nombrado su primer Alcalde. Precisamente sobre este hecho hizo su obra “Yo el Alcalde”. Y en general en sus obras, creó un mundo imaginario universal que llamó “Tipacoque”, que reflejó en algunas de sus obras sobre la temática regional de Boyacá.
Según el crítico literario Luis Saúl Vargas Delgado, el escritor Eduardo Caballero Calderón fue un ensayista en cuyas obras se manifiestan diversos planos en su quehacer literario. El escritor universal en sus obras “El buen salvaje”, “El Nuevo Prínciple”, “Pensamientos y Habladurías” “El arte de vivir sin soñar”y otras. El escritor continental ligado a su espacio latinoamericano, la tierra de promisión. El escritor nacional, ligado a la búsqueda de las líneas históricas de esencia colombiana. Y el hombre regional, intérprete de las realidades provinciales, como son sus obras alrededor de Tipacoque y del Norte de Boyacá.
Lo anterior señala la trascendencia de esta obra de crítica literaria del escritor Luis Saúl Vargas Delgado sobre “La personalidad literaria en la obra de Eduardo Caballero Calderón” que edita la Secretaría de Cultura de Boyacá, en homenaje a este gran escritor quien en sus escritos penetró en forma profunda en la mentalidad del pueblo boyacense, en el Humanismo colombiano y latinoamericano y en el pensamiento de un escritor con dimensión mundial. Su obra de crítica literaria sobre el escritor Eduardo Caballero Calderón es un aporte muy significativo para el conocimiento de las ideas y las obras de este profundo escritor, a quien Boyacá por intermedio de la Secretaría de Cultura recuerda con especial aprecio en el Centenario de su nacimiento.
Dr. Javier Ocampo López
Academia Boyacense de Historia.
Tunja, diciembre 12 de 2011.
COMENTARIOS A LA NOVELA “EL JARDÍN DE LOS RECUERDOS” DE LUIS SAÚL VARGAS DELGADO
POR: SALOMÓN HERRERA BARRERA
Profesor de Lingüística y Literatura
Universidad de Pamplona
Es muy probable que al borde del 2000, la cultura de masa esté dando un vuelco muy grande en todos los aspectos e, incluso los escritores piensen en reestructurar sus formas de expresión literaria debido a que los lectores ya no son los mismos de los años 50. El escritor Luis Saúl Vargas Delgado acaba de publicar el quinto libro “EL JARDÍN DE LOS RECUERDOS”. La herencia de Don Eduardo Caballero no se pierde; hay que volver al terruño que nos vio nacer, para apreciar otra vez su paisaje por los Caminos de Swann y, en uno de sus recovecos, encontrarse con el tiempo perdido que espera a Marcel Proust.
Muy cerca de allí está el Jardín de los Recuerdos con símbolos de personas y de cosas, quizás en tiempos y planos superpuestos, con viejos todavía niños, pero con niños cargados de experiencia. Este es el tiempo que alcanzó a recobrar Proust; es un tiempo iluminado en donde la asociación del lenguaje con los referentes ya no es ambigua: Lo había anunciado Proust cuando escribió “Contra la Oscuridad” y afirmó que al poeta no le beneficia ser oscuro ni ambiguo, porque para él, las palabras no son sólo signos sino otra oportunidad.
Esta novela “El Jardín de los Recuerdos”, llena de las delicias que nos ofrece el campo con sus óptimos frutos, también contiene algunas formas de vida que muchas personas conocen pero que las han olvidado y, por esa razón, al leer el libro, aparecen como salidas apenas del fondo oscuro del tiempo, como si no fueran reales. En esto consiste la habilidad del escritor, como fruto de las experiencias vividas dichas en un lenguaje comprensible para todos los lectores; pero seguramente respondiendo a una misión importante: comprometerse a narrar algo que fue quedando como un recuerdo después de haber sido real, para tenerlo presente.
Alba Clemencia es un personaje real, condenado por el destino a vivir como irreal; cuando trata de hablar para encontrarse, tiene a su confidente cuyas palabras las sitúan en el tiempo, y por eso, cuando se va su confidente, se van sus palabras y regresa la soledad, simbolizada en ese jardín de los recuerdos; se va la música de las palabras y también se van los pájaros que poblaban la naturaleza y la convertían en jardín. El lector descubrirá, finalmente, que alguno de los demás personajes constituye el impedimento a la felicidad y, como hado funesto, permanece como amenaza, incluso para la misma soledad.
COMENTARIOS A LA NOVELA “CHEPITO EL COMPROMETIDO” DE LUIS SAÚL VARGAS DELGADO
POR: SALOMÓN HERRERA BARRERA
Profesor de Lingüística y Literatura
Universidad de Pamplona
Después de una lectura despaciosa de las obras del escritor Luis Saúl Vargas Delgado, se puede decir que no ha buscado autenticidad pero ha resultado auténtico y, además de esta pequeña conclusión, se nota completamente a salvo del estrés y la intranquilidad, que inflige en la persona del novelista posmoderno, las rivalidades doctrineras entre mecanicistas y materialistas, conformistas y oportunistas; se ha salvado de las secuelas de la lucha entre quienes enseñaron que el lenguaje es abstracción y los que escribieron que el hombre es incapaz de pensar y, por tanto, no es verdadero hablar de significaciones.
La novela teatral, “Chepito, el Comprometido”, es una muestra de que el significado es una función del lenguaje. Allí mediante una misma forma de lenguaje, el protagonista vive dos realidades de pensamiento y su perfil, condicionado y versátil, es producto de dos códigos subyacentes, que lo obligan a compartir dentro de esas dos realidades; el primero es el código del espejismo fingido y el segundo, es el código de la realidad ficticia. El antagonismo entre las dos situaciones es el que tiende a destruir al personaje central. Esta capacidad de representación es una prueba de que la pugna entre los mentalistas y los mecanicistas es superflua, ya que de alguna manera el pensamiento del hombre tiene injerencia en su lenguaje.
El compromiso de Don Chepe es uno solo, pero su realidad como personaje se ha visto trastornada por los hilos de la fantasía. A su vez, la fantasía ha creado una segunda realidad dentro de él, y esta última lo convierte en objeto de desahogo, en acerico de rencores. No tiene la culpa el personaje, tampoco se afirma que el destino lo haya puesto allí; son dos los códigos subyacentes que han enturbiado su lenguaje y le han hecho fracasar en su capacidad de discernimiento. Dentro de los personajes que hacen cola para salir en la procesión del Boom literario, no he visto uno parecido al protagonista de esta novela; tiene que ser “sui generis”, por cuanto, ni la fantasía, ni el condicionamiento le impiden permanecer incólume, sólo ha quedado sin poder de decisión.
Esta obra, tiene el sabor de la tierra boyacense y la sabiduría de sus habitantes, poco habladores y dedicados a sus quehaceres; le deja al lector la tarea de reivindicar al héroe, único motivo fundamental, porque el tiempo, el espacio y las inclinaciones socioeconómicas, quedarían con muy poca relevancia entre las relaciones lenguaje-texto.
COMENTARIOS A LA NOVELA “Bichirgas, mi Hedero” DE LUIS SAÚL VARGAS DELGADO
POR: SALOMÓN HERRERA BARRERA
PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE PAMPLONA
La Universidad de Pamplona en sus múltiples etapas del desarrollo intelectual ha llegado a ver las primeras muestras de creación humanística en diferentes campos del saber. Particularmente en el campo de la literatura, paralelo a la enseñanza y complementario de ésta, el profesor Luis Saúl Vargas Delgado hizo la primera publicación de su obra “Bichirgas, mi Heredero” que ha suscitado comentarios dentro y fuera de la Universidad de Pamplona.
El escritor Eduardo Caballero manifiesta su apreciación sobre la obra en estos términos: “Hace pocos días terminé de leer el libro, que me ha parecido excelente por muchos motivos, entre otros el de ser algo así como una biografía de un campesino de la región del Chicamocha. La pintura de los personajes es muy buena, así como el pensamiento expresado en diálogos y monólogos que ponen al lector a asomarse al alma de todos ellos”. (Tipacoque, Febrero 2/84).
El director de la Academia Bilingüe “Benjamín Frankim”, de Pamplona, Jaime Uribe P., también expresa por escrito sus opiniones con respecto al escritor de “Bichirgas, mi Heredero”, dice: “Saúl Vargas, eminente profesor universitario y unidad pensante de la juventud boyacense, tiene en su contra todo, y a favor, muy poco, como diría la frase poética: la indiferencia de un público sordo falsamente orientado, la socarronería de muchos críticos de frase lapidaria que hablan para menospreciar el talento ajeno”…”Su estilo es uno, pertinaz, chispeante, logra entusiasmar al lector desde la primara hasta la última página de su novela iluminada”.
El concepto formado en el Colegio Provincial de Pamplona, en la misma Universidad y otros lectores da como resultado la apreciación de que “Bichirgas…” aparece como un libro escrito en lenguaje popular y sencillo pero que todos sus pormenores son muy controvertidos porque presentan asuntos de la vida real muy raras veces tenidos en cuenta por otros novelistas, como el campo práctico de la vida social y la relación entre estamentos de la misma.
Personalmente reúno parte de comentarios hasta el momento manifiestos sin dejar de lado el hecho natural de que, en el mismo Departamento de Lingüística y Literatura nunca se haya hecho un pequeño análisis de esta obra, ni considerado a su autor de manera especial, sino como un compañero más de labores académicas; apenas es explicable por la especificidad de las ramas institucionales de cada profesor y el escaso tiempo para hablar de esa clase de labores que en el futuro podrían ser útiles a la Universidad y al público en general. Y, dejando un poco al final los comentarios de diversas fuentes, intento presentar mi opinión personal al respecto: Bichirgas aparece bajo la tutela del Dios mítico que a todos prodiga pan y abrigo sin que tenga la necesidad de preocuparse. Nace en forma natural como nacen las plantas y los animales, esto es, los seres más sanos del mundo y transcurre su vida de igual manera. Sin culpar al destino, porque éste no se responsabiliza, y termina defendiéndose solo ante la adversidad. ¿No es ésta una categorización del campesino colombiano, del hombre de trabajo en sus moldes culturales? Apenas hemos mirado la obra por encima, no hemos podido llegar a su estructura profunda. La soledad está presente a largo plazo y envuelve al protagonista sin dejar de ser una soledad social, una soledad acompañada de preocupación, del libre albedrío de los demás, abuso del derecho y del poder, reemplazo de las buenas costumbres y la mejor conducta social por el despotismo ilustrado o, el analfabeta.
En una simple novela “Fácil”, o de distribución “por conveniencia” no aparecen estos factores sustentando el objeto de la trama, la acción de los personajes, ni marcando el espacio y el tiempo del relato, porque casi siempre su objetivo es de despistar, distraer, embaucar al consumidor de esta literatura. Las manos encallecidas de Bichirgas, la dedicación de su vida a las labores rústicas y la perpetuación de las normas, podrían analizarse como detalles obvios y sencillos, pero el manejo de los caracteres subyacentes no lo puede hacer sino un conocedor profundo de esa realidad social, para que nos diga en dónde y cómo se halla Bichirgas y qué utilidad presta.
El profesor Vargas tiene escrita su segunda obra “Mi Niña, María de Jesús! Y únicamente espera lograr su publicación, para experimentar el juicio que le pueda hacer la crítica popular, porque parece más complejo y más aproximado a los objetivos, que el juicio individual de un crítico por tener algo qué decir.
COMENTARIOS A LA NOVELA “MI NIÑA, MARÍA DE JESÚS” DE LUIS SAÚL VARGAS DELGADO
POR: MARIO CERDA
PROFESOR DE LITERATURA. MAGISTER EN LITERATURA LATINOAMERICANA CONTEMPORÁNEA. UNIVERSIDAD DE LOS ANDES. NÚCLEO TÁCHIRA.(San Cristóbal, junio 15,1992)
“Mi Niña, María de Jesús” del profesor Luis Saúl Vargas Delgado, es una novela que podríamos llamar criollista o costumbrista, o con ambas denominaciones, porque elementos del mundo de estas dos perspectivas campean en el ámbito de su discurso. Decimos así, no por mero capricho o afán clasificatorio, sino porque esos contenidos de vida y visión de mundo constituyen elementos estructurales significativos de la obra. Están presentes un clima humano, una espiritualidad radicales en cada paso, en cada momento de la triste vida de María de Jesús: acciones lentas, acciones de quehaceres domésticos, o quehaceres mudos que no se hacían nunca, sino en el recuerdo de la memoria: ya María de Jesús sentada con su vejez en la piedra a la vera del camino, ya en el tronco seco junto al muro de la casa. Piedra y tronco, objeto símbolos de esa vida caída en la destrucción y el vacío; así mismo, en este espacio rural de decadencia apreciamos el camino vecinal que conduce al pueblo más cercano: deteriorado, con baches, barro, casi imposible de transitar a pié…el caserón también derruido, añejo de años,…todo este espacio duro, seco, árido, en la palabra de la memoria como monólogo interior o de resonancia exterior de forma y perspectiva adecuada al tiempo del discurso.
En este sentido, me parece interesante destacar las vías que entreteje el discurso- monólogo como forma dialogada. La palabra del recuerdo se abre en el discurso de la narración primaria de doña María de Jesús a una compleja proyección de primera a tercera persona, la que al tiempo rescata su vitalidad tomando la palabra del discurso para sí misma: esta técnica asume otras variaciones que van llevando el discurso de la narración por modos más intrincados, de cambios repentinos que hacen de la palabra, a veces, con un eco de voces asomando desde más allá del fondo de la memoria, de ultratumba del recuerdo. Y por contraste, no siendo fácil identificar el hablante concreto, humano, el contexto del diálogo genera una dinámica en la textura del mundo narrado que lo activa lo vivifica a tal altura de obtener de su lectura una superación hacia valores de existencia progresista por lo menos, asomos, etéreos, fluyentes virtualidades…Hay otros aspectos o sectores de mundo de la novela que por lo menos quedan fuera; así como el fuerte machismo patronal agrario-hogar del esposo, la presencia de visiones telúricos-fantásticas de sepulturero, son también aspectos de importante interés.
COMENTARIOS A LA NOVELA “MI NIÑA, MARÍA DE JESÚS” DE LUIS SAÚL VARGAS DELGADO
POR: FLORDELIA PULIDO CASTELLANOS
PROFESORA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD DE PAMPLONA
Luis Saúl Vargas Delgado, construye su obra sobre las categorías temático isotópicas: de soledad, desesperanza, pobreza, enfermedad y muerte.
María de Jesús, narradora-protagonista cuenta su vida desde su infancia hasta los momentos cercanos a su muerte, a través de una evocación onírica mediada por un lente oscuro que le permite ir expresando y presencializando la mundo- visión pesimista de su entorno.
María de Jesús, personaje de la obra ha hecho de su existencia una lucha y un esfuerzo constantes unidos a su férrea voluntad de vivir. No importando su pobreza, quiera ella lograr a ser alguien; sin embargo, las circunstancias negativas de sus contextos cultural y social, desde su nacimiento hasta su muerte, la sumen en una rutina espacio-temporal (vereda-pueblo; caserón-cuarto; pasado-presente) y en un mundo cerrado causante de la imposibilidad para que pueda superar la asfixia y degradación impropias para su dignidad humana.
Su espíritu romántico, deseoso de libertad y alcance de nuevos horizontes, siempre ha dependido de personas y fuerzas extrañas que la gobiernan desde el acá y e allá eterno, supeditándola a obedecer siempre. María de Jesús sabe cómo llegó el problema, conoce su origen y los motivos de un matrimonio impuesto, pero desconoce por qué aún en su senectud el poder de su marido muerto, le agobia y le persigue.
Para María de Jesús, no hay esperanza de salir de esa esclavitud. Producto de su espíritu encadenado que actúa por la fuerza de la costumbre, como los personajes de Nietzsche
En este micro universo narrativo, se patentiza una crítica incisiva a las causales de la ignorancia y la miseria de una masa desprotegida de campesinos; especialmente se observa una crítica a la situación deshumanizada a la cual ha estado sometida la mujer en una cultura y ambiente, caracterizado por el machismo latinoamericano quien hace honor al mito bíblico.
Luis Saúl Vargas Delgado, conoce la filosofía y la idiosincrasia de las gentes de Boyacá, esas perspectivas transtextualizadas en su obra, con una plena conciencia escriptural y una visión objetiva de los valores de una cultura muy vivenciada por él en su terruño, nos permite a los lectores acercarnos a un trabajo objetivo-subjetivo, de significado negativo, por la realidad inhumana presentada.
Estas voces nuevas presencializan en la historia relatada otras historias paralelamente. Tal forma escriptural y estilística sustenta en su conjunto el interés de la obra “Mi Niña, María de Jesús” retrotraen los problemas y angustias de una colectividad anhelante de ejercicio de la paz y de la libertad. Sobre el ejercicio-Pesimista de María de Jesús, se erige el final de la obra: un mensaje de optimismo sustentado en la capacidad colectiva para superar obstáculos. Ella dice: “Yo ya pagué mis culpas, pero ustedes…”Yo me voy y ustedes quedan”. Muere con la certeza de que el hombre podrá realizarse como auténtico humano, porque aún hay tiempo.
EDUARDO CABALLERO VISTO POR LUIS SAUL VARGAS DELGADO
Por: Juandemaro Querales
Estudiar a Eduardo Caballero Calderón, de manera transversal, recogiendo su abundante prosa: novelas, cuentos, artículos de prensa y ensayos. Es una verdadera proeza tratándose de un intelectual completo; fundador de la reflexión sobre Latinoamérica: su historia y su papel durante el siglo XX.
Este esfuerzo ambicioso lo hace: Luis Saul Vargas Delgado; su obra: La Personalidad Literaria de Eduardo Caballero Calderón. Es un texto ambicioso, el cual toma toda su obra, y trata de echar luces sobre un universo tan vasto; que solo atisba a rozar el gran océano que constituye la ubicuidad del incansable intelectual de Tipacoque.
Columnista de prensa, ameno e incisivo quien le toma el pulso a la sociedad colombiana; siendo obligante conocer de antemano sus puntos de vista, para saber cual norte tomar, en el vecindario latinoamericano. En el espacio geográfico que corresponde al Viejo Mundo, y la cada vez más difícil vecindad con la América Sajona, y el relevo en la conducción del mundo, con la desaparición de los viejos imperios coloniales. Sus puntos de vistas poseen tela para cortar.
Para Luis Saúl Vargas Delgado, el corpus literario de Caballero Calderón; no se queda en dos Novelas que se citan de seguido: “El Cristo de Espaldas” y “Siervo sin Tierra”; paradigma que sigue muy de cerca, una visión reformista, alejada del espontaneismo del grupo Amauta, en cuyo Consejo de Redacción figuraban: Cesar Vallejo, José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torre y Ciro Alegría. El escritor Boyacense prefiere compartir una visión del mundo, con profundo substrato cristiano; humanismo recogido en las Encíclicas de Pio XII. Justicia Social que busca deslindarse de la violencia marxista, en la rara mixtura cuya simbiosis de milenarismo justiciero, absorbe del marxismo los universalismo de la lucha de clases y la necesidad de organizarse en una vanguardia, que se haga cargo del poder y use el Estado heredado de la burguesía, para empoderar a obreros y campesinos, que en el subdesarrollo latinoamericano, andan de utopías y distopias.
El texto de Vargas Delgado acierta cuando se detiene en el Caballero Calderón, que emplea una especie de Sociología del Conocimiento, para estudiar la Integración, las Mancomunidades Económicas; el fin del Fascismo y el Nazismo; así como los riesgos del Bolchevismo.
“Latinoamérica. Un mundo por hacer”. “Americanos y Europeos”. Son libros capitales, con análisis muy de la hora, producto de la emergencia que representa, el desplazamiento del germanismo y el latinismo, con la caída de Paris, ante el avance Nazi. La derrota de los viejos Imperios Europeos, la destrucción de su base material. El aparecimiento del terror nuclear. Encabezados por las superpotencias como USA y la URSS, poseedoras del infernal arsenal. Dos bloques que van a adueñarse del mundo, solamente por disponer de gigantescos silos radiactivos. Confrontación que obliga al Hemisferio a alienarse con uno de los polos de poder.
El libro de Vargas Delgado, se erige así en una referencia obligatoria, para completar el cuadro latinoamericano de intelectuales que han ido dándole forma, a un rostro que nos define en la Cultura Universal. Borges, Octavio Paz, Mariátegui, Vargas Llosa; son hoy por hoy, las bases fundamentales del Pensamiento y la acción de una Comunidad que está llamada a jugar un gran papel.
La Obra y el pensar de Caballero Calderón, se puede equiparar a los venezolanos: Mariano Picón Salas y Mario Briceño Iragorri; por la profundidad en el análisis, al hincar el diente en la realidad de nuestra historia como pueblo. Al definirse por tal o cual lineamiento, siempre con la novedad de corrientes filosóficas y sociales; la ventana que ofrece el periodismo, para ir tomando el pulso a los reclamos de nuestras amorfas realidades.
Agosto de 2015
PROLOGO A LA NOVELA “EL NIÑO INCOMPRENDIDO”
DE LUIS SAUL VARGAS DELGADO
Agradezco la confianza que se me otorga para hacer la presentación de una nueva novela. En una primera lectura, me queda la sensación de estar ante un texto, donde la situación y sentido del hombre en el mundo, son el eje para escribir una novela, una memoria literaria o una biografía; este el interesante asunto que escoge el autor Luis Saúl Vargas Delgado para darle vida a su obra “El niño incomprendido".
Milán Kundera decía que: " Todas las novelas de todos los tiempos se orientan hacia el enigma del yo". Y en este caso particular para dar sentido a su existencia en el mundo, el protagonista con su reiterado monólogo interior, (que atraviesa toda la novela), explora su vida, su intimismo y expresa la esencia de su problema existencial.
Los lectores varias veces apelados por este personaje, lo van conociendo a través de los elementos arquitectónicos de la obra: relato autobiográfico, relato intimista, relato poético o reflexiones metapoéticas sobre sus producciones literarias y relato final (complemento), que a su vez, divide la obra en dos partes temáticas y con forma gramatical diferente, primera persona y pronominal de tercera persona, que sabrá interpretar quien a ella se acerque.
La novela no examina tanto la realidad circundante, sino la existencia. De otro lado, no lo conocemos físicamente al protagonista, pero sí su solidaridad y filantropía, que lo hacen más persona buena. Él las practica y funda sus pensamientos y acciones en el lema: " Uno para todos y todos para uno”, como decía el filósofo Zigmunt Baum. Los demás aspectos, lugares y actores son evocados, lo que interesa es: su-ser-en-el-mundo; él es un hombre, "un niño incomprendido".
Su andar se hace de sueño en sueño; la tranquilidad, la armonía y la felicidad son el sosiego de su alma expresados en la paz interior basada en la soledad, la introspección, el aislamiento, el ensueño, el silencio y el contacto con su biblioteca.
Las experiencias del pasado y las vivencias del presente, aparecen en una línea narrativa de analepsis y prolepsis, técnica del flashback cinematográfico que el novelista maneja con propiedad y que permiten visualizar la mirada psicológica del personaje-sujeto , que vive buscando el equilibrio de su existencia entre su yo y su otro yo, escudriñando las profundidades de su ser.
Otros leit motivs, basados en el recuerdo, de su infancia, adolescencia, adultez y vida profesional que articulan las parcialidades del protagonista llevando a su totalidad, son sus estados de ánimo que afloran en sus sentimientos, en sus emociones y en las catarsis que son como bocanadas de oxígeno porque tocan su vida, corazón, mente y existencia y ponen en juego su creatividad y humanismo.
En la remembranza reconstruye paso a paso los acontecimientos relevantes y episódicos del yo. El ensimismamiento lo abstrae del mundo real y expresa sus pensamientos. En la rutina introspectiva del relato en primera persona exclama: "no se miente, la verdad está ahí”, " uno mismo no se puede engañar", "recibo el eco de mi yo...ya estoy acostumbrado a oírme... “No he sido justo conmigo", "Pienso en la tranquilidad, quietud y silencio". El personaje de la novela sufre, lleva a cuestas una pesada carga, no la comparte, no hay personas de su confianza; esa carga la sublimiza en la pintura de la añorada mujer, en los poemas y cuentos que salen de su culta pluma e inspiración y en las interpretaciones musicales, en todos ellos encuentra su ATMA RATI.
Amigos lectores, me he acercado a una interesante novela psicológica-realista, existencial y con toques románticos; con la que Luis Saúl Vargas Delgado, escritor boyacense, rinde sentido homenaje a uno de los personajes más humanistas de nuestra Alma Mater, la Universidad de Pamplona.
FLOR DELIA PULIDO CASTELLANOS
Magister en Literatura
Pamplona, 22 de marzo de 2017
LIBRO, “EL NIÑO INCOMPRENDIDO”, DE LUÍS SAÚL VARGAS DELGADO
Por: Alfredo Barriga Ibáñez
Prof. (Jub.) U. de Pamplona
Agosto, 2017
Tantas, floridas palabras del diccionario de la amistad para examinar un recuerdo, sustancia del ayer que permite dar vida a la memoria y en ocasiones brindar felicidad… o desconsuelo. Tantos vocablos, tantos, para ese fin noble del pasado. No obstante, solamente afloran dos con precisión en este papiro de mis calendarios viejos, “Gratitud” y “Complacencia”, sonidos del alma conque puedo definir, entre diversos, ese ropaje del encanto y cubrir el valor de un ser amable, Saúl Vargas Delgado, escritor y poeta boyacense, quien también doró suficiencias para desempeñarse en el más sensible de todos los servicios: Ser Maestro.
La “Gratitud”, en su caso, admite la conjugación del Dar y del Recibir en experiencias de sus relaciones sociales. Ambas convergen en su conducta de admirado amigo y gran Señor, cualidades que al practicar en su profesión de educador, con su cordialidad, con su colaboración y reconocimiento de las bondades de su entorno, permite que las “Gracias” sean cotidianas y divinamente eternas. Darlas a él, son obligaciones similares a los regocijos del favor conque a menudo él se prodiga.
Por su parte, consecuencia de la anterior, que no es sino la sensibilidad extrema dentro de una dulzura del alma, en esa bipolaridad del “Dar y Recibir”, la “Complacencia” se presenta en algo que él “dio” y lo está compensando al “recibir” las debidas “gracias”, justamente por el acto literario que hiciera a uno de sus más, de nuestros más afables compañeros de trabajo universitario: El Sabio Salomón. Saúl escribió un texto, novela de hoy, sobre el acontecimiento trascendental de la vida de uno de nuestros colegas, Salomón Herrera Barrera, también boyacense, personalidad de una academia excelente, repartida en aulas, corredores, oficinas, patios, salas, parques, bancas, tiendas, calles, buses, pupitres, cafeterías, cine, mercado, canchas; en fin, en todo aquello donde pudiera ofrecer a quien le requería, lo de su intelecto: Sabiduría. Con esta cualidad, Saúl lo valoró en su centro de labores, la Universidad de Pamplona, donde le conoció y aprovechó, como así algunos compañeros, suficientes pasajes de su niñez y juventud, profundizándoles para abstraer y narrar después, en la obra, su vivir, que no fue sino el salado anclaje conque se sostuvo en la existencia. Salomón no murió tan viejo; en ese lugar donde almacenaba sus millones de conocimientos, el cerebro, se sintió doler y se sintió fallar en un atardecer Bogotano; y cuando la trepanación iniciaba el trayecto que descubriría sus males, de último se dejó ganar por su propia muerte. Fue entonces cuando Saúl resolvió escribir la sugestiva historia de su existencia. La tituló, “El Niño Incomprendido”, nombre de la ternura que también esconde vicisitudes de un verdadero hombre.
En torno a la “Gratitud” y “Complacencia”, al autor “doy”, pues, mis agradecimientos por habérmela obsequiado, por consignar en su primera página ese destino que con mi nombre, lleva igualmente palabras de aprecio; a lo cual y como consecuencia le confieso que al leerla, “recibí” esa forma de deleites que se logran al disfrutar una obra de arte, sensaciones que me obligan a expresarle mis debidas “Complacencias”. Conocí y me enorgullecí con la amistad de Salomón, personaje central de la novela, de quien 30 años como compañero de labores y el haber egresado, él, en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Tunja, me inclinan a dar testimonio de sus valores, riquezas de altruismo conque sanamente cumplió como profesor universitario. Es justo resaltar que con maestros de clara dimensión, como Gilberto Ávila Monguí, como Julio Ramírez, Carlos Cuervo, Francisco Ortega, Honorio Cortés, Antonio Sanabria, Gerónimo Gil, Gilma Muñoz, y muchos más de la época pre-gradual que gratamente recordaba, la cultura de Salomón, que ya tenía cimientos al ingresar a la inolvidable entidad tunjana, se amplió más rica, más precisa y más universal para después entregarla a quienes fueron sus alumnos y compañeros de trabajo en la institución pamplonesa.
Hay anécdotas que confirman su valor, no solo de nuestro ayer, también de hoy. De éstas, vale contar la de una profesora de Química que por hallarse enferma no pudo asistir a la clase donde enseñaría lo inherente a la Ley de los Gases, de Boyle-Mariotte, profesora que encontré recientemente en calle cucuteña con su imitador disfrute de la jubilación. “¡Me suplió Salomón, del Departamento de Lingüística, y bien!”, recordó. “¡Es que Salomoncito era un sabio!”, reconoció en una realidad de la que muchos estábamos de acuerdo. Por mi parte, ante la necesidad de consignar en una novela mía una expresión que hace tiempo se hallaba en un portal del Cementerio de Tunja, “Aquí Terminan las Vanidades del Mundo”, al solicitarle el favor, en meditado instante me la vertió al latín en verídica forma; y fuera de ello me expresó, entre declinaciones y risas, que dicho epígrafe había sido arrancado por estudiantes costeños y colocado, luego, en la entrada de la Universidad, por la vía a Sogamoso. Sabía mucho, cultura universal que contenía principios teóricos y con los cuales se explayaba mediante requerimientos de los estudiantes, cualidad que de igual forma demostró en su sabor estético al darse a conocer, primero, como dibujante; segundo, como poeta; y tercero, como músico y compositor, pues leía y escribía la gramática del solfeo e interpretaba el tiple y la bandola con la dulzura exigida por los artistas de su tierra, en el Noreste de Boyacá, pueblito lindo de Güicán, de donde eran los esposos, Doña Rosa y Don Severo Mantilla, autores respectivos de las canciones que hoy están en Youtube, de Internet: “El Pasapalos”, (Pasillo); y “El Mío”, (bambuco), que Salomón de igual manera interpretaba en su bandola y a la perfección. Doña Rosa y Don Severo se radicaron, después, en Pamplona, ciudad en que nacieron sus hijos Oriel y Rodrigo, amigos también de Salomón, artistas de renombre en el folclor colombiano. Saúl Vargas hizo bien al recordarlo y colocarlo en su novela como personaje principal, describiendo su soledad, los sufrimientos que padeció desde el momento de sus ocho años en que fue abandonado por su propio padre ante la indiferencia de la demás familia; de igual forma las persecuciones de algunos inservibles del departamento universitario donde estaba inscrito; complementando, además, con detalles de su habilidad de sabio, aquello con lo que practicaba la primera virtud de sus doctrinas: Servir a los semejantes, esa vigilia de Tagore que también se recomienda en todas las religiones del mundo.
Salomón vivió eternamente humilde, honrado y pacífico, con la mansedumbre de los campesinos de su tierra; asimismo taciturno, pero locuaz al ser requerido en sus conocimientos. Y de haber sabido que después de su muerte, alguien relataría su vida, por su inmensa modestia no se habría dejado morir para impedirle el propósito. Mucho menos al saber que su biógrafo utilizaría la técnica del Monólogo Interior, donde el narrador sería él como personaje, detallando cosas ajenas y de sí mismo, también poesías, sobre peripecias sucedidas en espacios de su vivir, situaciones que dentro de la novela, el autor emplearía mediante enriquecido uso del tiempo de la literatura actual, el de la trastocación, modernidad que igualmente incurriría en lugares y personajes que apareciesen en la obra. O no se hubiera dejado morir, Salomón, “Salomoncito”, como así le trataban y recuerdan sus alumnos, sus compañeros y directivos de la Universidad de Pamplona, para en plena Vida expresar al autor de su biografía aquellas “Gracias” que yo también le expreso… por tan interesante y justo recuerdo.